
Mándala del Buda Sakyamuni, pintura tibetana.
Mándala budista del Buda Vairochana rodeado de ocho adibuddhas y Bodhisattvas.

Esta
técnica de relajación no requiere ninguna disciplina expresa, como puede
serlo en otras, ya que quien está haciéndolo lo colorea según sus
gustos estéticos e imaginativos.
La pueden realizar personas de
cualquier edad, siendo además que fortalece la creatividad.
(Mándala budista tibetano)
Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo.
Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte
de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito
dentro de una forma cuadrangular.
En la práctica, los iantra hindúes son lineales, mientras que los mándalas
budistas son bastante figurativos.
A partir de los ejes cardinales se
suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-mándala.
En la iconografía tradicional, Bhaisajyaguru suele ser representado como un buda de color azul, que deriva del lapis lázuli, piedra azul con diminutas vetas doradas asociada desde tiempos inmemoriales con la sanación de los enfermos, probablemente desde el tiempo de la civilización sumeria pudiendo estar asociada con la leyenda de la diosa Inanna (Ishtar), quien desciende al infierno para resucitar a su hermano amante y retorna posteriormente. Según la leyenda, Inanna llevaba consigo un collar de lapis lázuli que la protegió contra todos los peligros en su travesía por el Otro Mundo y le permitió tomar los siete poderes de la curación.
Según la tradición mahayana, existen una infinidad de budas, bodhisattvas y otras deidades menores y todos ellos representan los diversos aspectos de la naturaleza absoluta de Buda, como la compasión, el poder o la vacuidad. En este aspecto, el Buda de la Medicina recoge el aspecto de la sanación de los enfermos.
(Mándala kāla chakra)
Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se
deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de
perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el
perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la
naturaleza (tal como en la tradición helenística lo proponía, por
ejemplo, el uróboros).A su vez, en los rituales mágicos es frecuente la separación de un espacio sacro respecto de uno profano; para esto, en la tradición del ocultismo occidental, se ha recurrido y recurre a los círculos mágicos; el espacio sacro —o al menos el del ritual— es el inscripto en tales círculos que, de este modo, cumplen funciones análogas a los mándalas orientales.
Muchos de los Karmapas han sido particularmente adeptos a una o más de las seis prácticas yóguicas, que fueron dadas por el Buda, y han sido transmitidas por medio de un linaje ininterrumpido a través de Tilopa hasta Naropa, y hasta nuestros días.
(Mándala butanés)
(Mándala Taizokai)
(Mándala Kongokai)
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